En el mundo del caviar la exclusividad y la elegancia están por encima de todo. Al empezar este proyecto sabíamos que además teníamos que cumplir con un propósito claro: representar, a través del packaging, la personalidad y la esencia del fundador de la marca: un emprendedor visionario y atrevido.
Nos inspiramos a la estética de los años 20, cuando el caviar se convirtió en un símbolo de lujo y prestigio. Y creamos un elemento que tiene muchas lecturas: un esturión que es el origen de nuestro producto, un ojo que simboliza la búsqueda del mejor caviar y también el amuleto, el ojo turco, que en muchas culturas está vinculado a la buena suerte.
Cada producto cuenta una historia. Cada producto tiene una personalidad. Cada producto es un joya por descubrir.